“Los niños tienen que ser enseñados sobre cómo pensar, no qué pensar”-Margaret Mead
“Siempre eres un estudiante, nunca un maestro. Tienes que seguir hacia adelante” -Conrad Hall
La Educación es un pilar básico (el motor) de las sociedades contemporáneas, hasta tal punto que es un derecho fundamental que figura en nuestra Constitución de 1978 en su artículo 27. Al ser la Educación un pilar básico de nuestra sociedad, hace que los poderes públicos, a través de todo un cuerpo legal, traten variados aspectos, como la obligatoriedad de que todo ciudadano reciba una educación y de que exista la posibilidad de que se beneficie de ésta al ser gratuita. Otro aspecto fundamental, puesto que la enseñanza es uno de los eleves vertebrados de nuestra sociedad, es que a través de ella se garantice que la persona sea capaz de desarrollar su personalidad, que sea una persona capaz de relacionarse con los principios democráticos de convivencia, y de respetar los derechos y libertades fundamentales que aparecen reflejadas en la Constitución.
En la ORDEN ECD/65/2015 además se señala que la misión de la educación consiste el lograr que los individuos alcancen un “pleno desarrollo, personal y social”. Al vivir en una sociedad globalizada la Educación ha de proporcionar una serie de herramientas que permitan “el desarrollo de las capacidades para la sociedad del conocimiento” y el objetivo de “la realización [del individuo] y desarrollo personal, así como (…) la ciudadanía activa, la inclusión social y el empleo”. En las sociedades del Siglo XXI se requiere de un sistema educativo capaz de formar al alumnado en diversas materias o asignaturas, pero también ha de desarrollar una serie de competencias clave que más adelante definiremos. . De todo esto se desprende que el alumnado ha de ser capaz de nutrirse de conocimiento para que con él sea capaz de aplicarlo a la realidad de nuestra sociedad. El proceso de aprendizaje ha de cumplir con la misión de ser transversal, dinámico y contar con un carácter integrador. Todos estos elementos son bastante importantes, y sobre ellos ha de cimentarse una sólida base que permita una amplia formación del alumnado.
Pero también son importantes más elementos, entre ellos qué modelo queremos llevar a cabo en el proceso de enseñanza/aprendizaje. En la imagen de arriba podemos visualizar el modelo colaborativo, en la que tanto los profesores como los estudiantes son “agentes corresponsables”, teniendo el docente un papel de líder por lo que adquiere un papel fundamental ante un “gran compromiso de acción”. Según Antonio Medina, un buen proceso de enseñanza/aprendizaje ha de nutrirse al menos parcialmente de este modelo colaborativo, pues así se lograrían los objetivos académicos y sería un método más eficaz para que el alumnado se nutra de contenidos y sea capaz de desarrollar una serie de competencias básicas. En un mundo cada vez más complejo es necesario actualizar los métodos de enseñanza/aprendizaje, y es necesario que el docente parta de una buena base teórica. Por esto es importante que el docente en su labor pedagógica tenga un amplio conocimiento del currículum y de la metodología didáctica como señalan Antonio Bolívar et al (Bolívar, A.; López, J. y Murillo, F.J: 2013, 24). Es necesario por lo tanto, buscar modelos educativos más horizontales, debido a que los esquemas educativos del Siglo XX se han mostrado en parte “incapaces y poco operativos” para afrontar los nuevos retos. (Ibídem, 19).
En el caso de la Historia, entendiéndola como un espejo donde los estudiantes se contemplen y reflejen, y del mismo modo, que es la materia que nos ocupa, hemos de tener en cuenta según la ORDEN ECD/65/2015, una de las competencias clave es la de conciencia y expresiones culturales (competencia número 7)[1]. Ésta competencia ha de ser capaz de proporcionar conocimientos que “permitan acceder a las distintas manifestaciones sobre la herencia cultural (patrimonio cultural, histórico-artístico, literario, filosófico, (…) a escala local, nacional, y europea”. El conocimiento de la Historia es fundamental pues es una disciplina que permite analizar los hechos pasados, y en cierta medida nos ayuda a comprender nuestro presente para definir por consiguiente un mejor futuro más igualitario, más justo y donde el compromiso de los hombres y mujeres que forjan el futuro den lugar a un mundo mejor. Respecto a la consecución de un futuro más igualitario, el punto número diez de los objetivos específicos para Geografía a Historia, señala:
Exponer la importancia, para la preservación de la paz y el desarrollo y el bienestar humanos, de la necesidad de denunciar y oponerse activamente a cualquier forma de discriminación, injusticia y exclusión social y participar en iniciativas solidarias.
Por lo tanto podemos comprobar como es fundamental el sistema educativo para que se adquieran una serie de valores y de compromisos relacionados con la justicia social.
DEFFINIENDO AL CURRÍCULO
La definición “Curriculum” supone una ardua tarea, pues como muchos expertos han referido, se trata de un concepto polisemántico que se usa indistintamente. Ante ello procedemos a la definición del concepto según la normativa, estrictamente, y según los diferentes especialistas en el campo educativo.
Desde la perspectiva más formal y legislativa vemos como tanto en la LOE (3 de mayo de 2006), como en la LOMCE (9 de diciembre de 2013) el “currículo” queda definido en el capítulo III, artículo 6, como: “la regulación de los elementos que determinan los procesos de enseñanza y aprendizaje para cada una de las enseñanzas”.
Desde una perspectiva menos formal pero más pedagógica son varios los autores los que han compartido su definición del currículo, de modo que a nuestro parecer destacamos la definición que se da en el manual de M. Lorenzo (2011), donde se especifica que el currículo es “la formalización de la teoría y la práctica educativa”. Sin embargo más adelante se especifica que el currículo marca las experiencias de de aprendizaje, las metas que se desean alcanzar, los valores a educar, el tiempo en conseguir, las formas posibles de hacerlo…. Ya Blázquez, en este mismo manual, define currículo como “la estructuración de contenidos y procesos de la enseñanza y aprendizaje escolar”. Y diferencia dos funciones básicas del mismo, que son; reconstruir, adaptar y trasmitir cultura, y la sistematización de lo que el alumnado debe aprender. En cambio A. Bolívar en su manual (2008) entiende currículo como el modo de relacionarse con el conocimiento, es decir, la forma de entender ese conocimiento y el control sobre qué conocimiento impartir. En este mismo manual se recoge la visión de Porter y Smithson (2011) manifiestan la pluralidad conceptual del “currículo”, pues explican que preguntarse por currículo es preguntarse por la función social de la escuela, y hablan del currículo intentado, c. realizado, c.evaluado, y c. aprendido.
Como vemos hay multiplicidad de definiciones en torno a este, a veces, dificulta el aprendizaje. Ante ello hemos querido reseñar dos definiciones clave de este concepto. La primera es obra del autor J. Gimeno:
“Es el eslabón entre la cultura y la sociedad exterior a la escuela y la educación, entre el conocimiento o la cultura heredados y el aprendizaje de los alumnos, entre la teoría (ideas, supuestos y aspiraciones) y práctica posible, dadas unas dadas unas determinadas condiciones. Es la expresión y concreción del plan cultural que una institución escolar hace realidad dentro de unas determinadas condiciones que matizan ese proyecto”
Con esto se concluye que el currículum es el proyecto integral que vincula las necesidades sociales de formación de profesionistas y la propuesta educativa de las instituciones que atienden estas necesidades. No obstante, el currículum presenta diversos matices más allá de lo que se planea o se espera que sea, ante eta peculiaridad se definen también las modalidades del currículo.”
Mientras que la segunda definición supone la mayor síntesis de esta heterogeneidad de definiciones dada, por Bolívar; “El currículo supone una toma continua de decisiones, de enseñar una cosa u otra”.
